Y uno de "mis" coches.
Con el V90 debo admitir mi enorme enfriamiento con el tiempo: cuando salió me pareció precioso, y cuanto más lo miro, menos me gusta su trasera.
Lo que, por cierto, me lleva a acordarme de que tampoco me gusta la del S90, ni la horrenda del XC40.
Conclusión: los chinos de Volvo tienen problemas con los culos